
Los Beatles echaron mano de “I’ll Follow the Sun” como un recurso de emergencia. Era 1964 y la banda necesitaba sacar un nuevo álbum para aprovechar la inercia que su fenómeno causaba en Estados Unidos. Apenas en julio de ese año habían lanzado el brillante A Hard Day’s Night, su primer disco conformado enteramente por canciones propias, pero había que volver al ruedo para Navidad. Así los Fab se vieron obligados a otro arreón, fuera como fuera.
Al resultado le dieron un título cargado de ironía: Beatles for Sale. En la portada se les veía demacrados, sin el brío de sus primeras incursiones en la industria. Al final, presionados por el tiempo y la escasa paz mental que daban las giras, el grupo tuvo que recurrir a seis versiones de otros artistas para completar el proyecto. Algunos desmerecen la obra por esa razón. Lo cierto es que las canciones originales tienen la calidad suficiente para sacar las castañas del fuego. El cuarteto de Liverpool mantenía el talante aun en condiciones difíciles y entregaba perlas clavadas de inmediato en la posteridad.
Paul McCartney escribió «I’ll Follow the Sun» en 1959. Fue unas de sus primeras incursiones como compositor y al cabo de los años fue interpretada contadas veces por la banda, aunque con un estilo distinto al que conocemos ahora. Ante la necesidad de nutrir Beatles for Sale, el tema fue rescatado y recibió un tratamiento más acústico y cálido respecto al que tenía en un principio.
«I’ll Follow the Sun» es eminentemente la canción con la que se despide alguien que no se siente valorado; sobre todo una canción sobre seguir adelante y dejar atrás un amor/amistad que tuvo sentido hasta que las nubes grises llegan y lo arruinan. Es un adiós sin remordimiento: del otro lado no hay consideración ni respuesta y de todos modos hubo actos indelebles que condujeron a la decepción.
No obstante, como en otras canciones del álbum, en «I’ll Follow the Sun» hay melancolía. Esto se desliza en el estribillo, el momento cumbre de la interpretación. Ahí, la voz de Paul se despide con una digna luminosidad: Ahora el momento ha llegado / Así que, amor mío, he de irme / Y aunque pierda a una amiga / Al final te vas a enterar de lo que ha pasado.
El toque maestro está en el acompañamiento que hace la voz de John Lennon en esas líneas, quien las repite de un modo sombrío, en contraste al de Paul. El oído atento podrá percibirlo. Ni siquiera parece cantar, simplemente arrastra las palabras, desganado, una parte del protagonista sabe lo difícil que todo será a partir de ahora. Es un mismo espíritu que se desdobla en situaciones así. La ambigüedad, los sentimientos contradictorios que carga uno al marcharse. Ningún cóver que se le haya hecho ha sabido detectar la importancia de este detalle, mucho menos replicarlo. La lección que dejan los Beatles es que de cualquier modo hay que moverse. Ir en busca de Sol. De otro Sol.
Durante años creí que John Lennon cantaba nada más en ese fragmento. Mi amigo Jorge D. (que sabe mucho más de música que yo) me aclaró un día que no: en realidad las voces de John y Paul van juntas en «I’ll Follow the Sun» durante la mayor parte del tiempo, fusionadas de tal forma que apenas y se nota que son dos gargantas y no una las que nos acompañan. Es durante los segundos de despedida en que las voces se separan. De este modo muestran los sentimientos discordantes que se mezclan en la ruptura. El efecto es enternecedor.
And now the time has come
And so my love I must go.
And though I lose a friend,
In the end you’ll know.
One day you’ll find
that I have gone.
For tomorrow may rain so,
I’ll follow the sun…
Desde luego que es una canción absolutamente encantadora. En cuanto a lo que comentas sobre las voces, el oído fino puede advertir que el color de la voz de John predomina en las notas más graves del verso:
One day you’ll find
that I have gone…
Mientras que la voz de Paul, más brillante en frecuencias agudas, parece pasar a primer plano en la resolución del verso
But tomorrow may rain so… I’ll follow the Sun
Pero efectivamente, cantan ambos a dúo toda la canción; al unísono en los versos y armonizando en los estribillos.
Un fuerte abrazo, Carlos, me apunto al feed de entradas nuevas.
Muchas gracias, amigo. Intento volver a esta, nuestra vieja costumbre del blogueo. Un abrazo!