Halcones y palomas en el equipo de AMLO

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En el ámbito político los términos “halcones” y “palomas” se utilizan para designar a dos tipos de posturas dentro de la acción administrativa. Los halcones están tirados a la guerra, al conflicto, mientras que las palomas son, como es obvio, quienes se manejan de forma pacífica.

Ampliando el espectro, los halcones pueden ser tomados como figuras propensas a una astucia maquiavélica que se mueve, sobre todo, en función de intereses. Son aquellos de tendencias obscuras, cazadores que no son de fiar y que dentro de sí guardan inquina, una doble cara y una habilidad para picotear (la traición) a quien sea si ello implica un ascenso del poder. Hay que tener cuidado, para ellos la política es un móvil para conseguir objetivos no siempre loables, sino que convienen a lo que ellos pretenden empotrar. Sus plumas están presentes en bandos enemigos y no temen usar recursos deshonestos para trascender. No es raro que se vean envueltos en conflictos fratricidas en su desesperado intento por subir en el organigrama.

Las palomas, por otro lado, son quienes, con sus luces y sombras, ven la política como lo que debería ser, una manera de servir a la ciudadanía. Guardan dentro de sí, o al menos eso parece (nunca hay que meter las manos al fuego por un político), un genuino interés por contribuir al desarrollo de la nación, si bien en el trayecto también cosechan ganancias personales. Son los que se sacrifican si ello trae un beneficio y son los de trato suave. Pueden tener ideas equivocadas y el espectador puede no estar de acuerdo con ellos en aspectos centrales, pero en esencia sus movimientos perfilan un encomiable esfuerzo por mejorar lo que hay.

Las palomas saben detectar a los halcones y viceversa. Dentro del equipo tienen que convivir. Se miran con reservas los unos a los otros. Hay apretones de manos y sonrisas entre ellos. No suelen mezclarse, eso sí: se miran con recelo. El líder los pone juntos porque no le queda de otra. Las circunstancias son apremiantes y es imposible prescindir de alguno de los dos extremos.

El estadista, si es sabio, habrá de identificar a los halcones y a las palomas que tiene cerca. Y debe colocar a sus aves de forma tal que exista un balance. De los halcones es difícil deshacerse ya que son aún más peligrosos cuando están despechados. La tarea es darles un poco de carne que los tenga satisfechos y que al mismo tiempo limite su margen de maniobra.

Hay una tragedia. Las más de las veces los halcones acaban por imponerse a las palomas. Los primeros llevan la ventaja de no temerle a la sangre. Atacan y hacen uso de la trampa para ganar. Las palomas, por su sentido ético, son mesurados, no cruzan una línea que tristemente las pone en desventaja.

Andrés Manuel López Obrador tuvo el gran acierto de conformar un gabinete rebosante de palomas. Buena parte de las Secretarías de Estado serán encabezadas por académicos y profesionales con los que, aunque uno no siempre coincida en línea ideológica, son gente ajena a la inmundicia.

No obstante, en el árbol genealógico hay espacio para lo tétrico. Y no conforme con eso, ocupan posiciones clave que pueden causar cismas a placer. No siempre están al frente de Secretarías, están más bien en sectores tirados a la directiva burocrática, planos en donde influyen bastante en el devenir colectivo. La grilla para ellos está puesta en la mesa. Quisiera pensar que el tabasqueño los puso en donde están por aquella sabia lección que tiraban los Corleone. “Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca de tus enemigos”. O, lo que es lo mismo, mantén cerca a los halcones para que no acechen en las afueras hasta hacer carroña del proyecto naciente.

Durante el presente sexenio habrá que estar pendiente de los movimientos que se den dentro de los círculos de Morena y del Gobierno Federal en particular. Será preocupante si los halcones ganan demasiado terreno. Las palomas deberán ser astutas y hacer nuevas incorporaciones ya que, al menos a priori, están en desventaja numérica contra su depredador natural.

En este caso la palabra final la tendrá el presidente que mayor respaldo ciudadano ha tenido en la historia moderna de México. Un factor que si se usa con sabiduría puede domar a cualquier especie que se alborote en el camino.

Halcones: Ricardo Monreal, Yeidckol Polevnsky, Héctor Díaz Polanco, Gerardo Fernández Noroña, Manuel Bartlett, Martí Batres, Dolores Padierna, Javier Jiménez Espriú, Mario Delgado, José Manuel Mireles, Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado, Félix Salgado Macedonio, José María Riobóo, Paco Ignacio Taibo II, Alejandro Encinas, Germán Martínez, John M. Ackerman.

Probables palomas: Marcelo Ebrard, Maria Luisa Albores, Luis Cresencio Sandoval, Héctor Vasconcelos, Tatiana Clouthier, Carlos Urzúa, Jesús Seade, Delfina Gómez, Alfonso Romo, Luisa María Alcalde, Graciela Márquez Colín, Jorge Alcocer Varela, Gerardo Esquivel.

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