Tom Petty y la caricia de Dylan

Tom Petty y los Heartbreakers fungieron como banda de soporte para Bob Dylan en 1986 durante el True Confessions Tour. Lo que empezó como una colaboración profesional y de amistad, pronto dejó lecciones importantes para los involucrados, quienes, pese a su larga experiencia y estatus de estrellas, todavía tenían margen de aprendizaje. La enseñanza distaba de atender a recursos técnicos (que ya dominaban) para más bien enfocarse en una forma de entender la vida sobre el escenario y la música misma, áreas en las que Bob Dylan alumbraba con su aura de genio.

Por aquel entonces la carrera de Bob Dylan pasaba por su periodo más bajo. Como a otras leyendas de su generación, los años ochenta no le cayeron nada bien. Producto de ello acumuló una serie de tropiezos discográficos que no acabarían hasta el final de la década con el notable Oh Mercy (1989) que, sin embargo, no significó un verdadero repunte, hecho que ocurrió hasta 1997 con ese renacimiento conocido como Time Out of Mind, que lo llevó de nuevo a los cielos de los que ya no se ha bajado. Desde entonces vinieron triunfos artísticos como Love and Theft y Modern Times, además de galardones uno tras otro, incluyendo un Óscar y hasta el Nobel de Literatura.

Todo eso parecía lejano a mediados de los ochenta. Bob Dylan se encontraba a la deriva tras los  álbumes fallidos de su etapa cristiana (con la excepción de Slow Train Coming) y auténticos fiascos como el Knocked Out Loaded (que igual incluye esa joya llamada “Under Your Spell”). Tenía, no obstante, esa característica tan propia de los grandes: la de tener destellos y autoridad aun en modo de capa caída.

Tom Petty reconoció que durante aquella gira aprendió mucho. Estar junto a Bob Dylan les dio una valentía con la que antes no contaba. Descubrió  otra concepción de lo que significa ser un intérprete. El autor de “Like a Rolling Stone” era un ente cambiante, igual que sus canciones, las cuales evolucionaban en concierto, como seres vivientes que pasaban de ser una pieza folk a un blues amargo o un remolino que era imposible de identificar aun para los propios fanáticos del cantante.

Tom Petty y los Heartbreakers adquirieron la intuición necesaria para seguir los pasos del maestro. Debían aprender rápido y salir a tocar sin titubeos. “Tenías que ser muy versátil porque los arreglos podían cambiar, las notas podían cambiar, no había manera de saber qué es lo que él quería hacer cada noche. Tenías que aprender el valor de la espontaneidad, de cómo un instante  de ese tipo vale más que cualquier planificación en un concierto”.

Dos años después, en 1988, ya con esa colaboración concluida, surgió el mayor supergrupo en la historia de la música popular. Los Traveling Wilburys. Un proyecto de amigos ideado por George Harrison sin mayor pretensión que la de pasarla bien y refrescar la mente; recuperar el nervio y la emoción de juventud. Junto a Jeff Lynne, el exbeatle reclutó al gran Roy Orbison y a los también cercanos Bob Dylan y Tom Petty. El reencuentro de los últimos dos dejó una lección adicional, esta vez de escritura.

Tom Petty recordaba una sesión donde tuvo que escribir la letra de un tema junto a Bob Dylan, lo cual considera un privilegio. Tom Petty estaba un tanto agobiado ya que su pluma no lograba fluir. Dylan entonces le dio un consejo que siempre atesoró. “Si te atoras, solo anota lo que quieres decir, y no te preocupes por la métrica la rima ni nada. Solo escribe la oración, y luego encuentra las palabras clave y de golpe ya tendrás la línea”.

Bob Dylan, como recordaba también Tom Petty, escribía mucho, a toneladas. De su mente salían múltiples versos que llenaban hojas sin cesar. Muchos más de los que eran requeridos, por eso muchos de ellos no se usaban. Pero a menudo ocurría un fenómeno interesante, muy propio de la dinámica creativa de Bob. De pronto, entre toda la cascada de palabras surgía una frase, una sentencia, el pincelazo definitivo por el que había valido la pena dejar la mente fluir. Era el verso que se quedaba, el que superaba a todos los demás. “Bob estaba por encima del resto”.

Bob Dylan tiene fama de ser parco al hablar. No da muchas entrevistas y de manera constante da la impresión de que prefiere guardarse todo para la palabra escrita o el misterio. Pero cuando Tom Petty falleció, tuvo un gesto de cariño hacia él, su hermano Wilbury. Bob Dylan declaró que la noticia fue algo impactante  y devastador. “Pensé en el mundo de Tom. Fue un gran intérprete, lleno de luz, un amigo, y nunca le olvidaré”.

Unos días después, el 21 de octubre de 2017, Bob Dylan aprovechó uno de sus conciertos (en Broomfield, Colorado)  para realizar una versión de “Learning to Fly”, uno de los clásicos de Tom. Se trató de un tributo un día después del que hubiera sido su cumpleaños 67.

Puede que los buenos tiempos no regresen más
y puede que las rocas se fundan  y arda el mar.

Estoy aprendiendo a volar, pero no tengo alas
venirse abajo es lo más duro.

Algunos dicen que la vida te derrumbará
que romperá tu corazón y te dejará sin corona.

Así que he comenzado… solo Dios sabe dónde
Supongo que me daré cuenta cuando llegue ahí.

Estoy aprendiendo a volar por las nubes
pero todo lo que sube tiene que bajar…

 

 

bob dylan petty

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