«Últimamente he comido mucho puerco.
Además, muchos huevos y otras cosas»,
me dijo este hombre en la oficina del médico.
«Uso mucha sal. Bebo veinte tazas de café
todos los días. Fumo.
Tengo problemas para respirar».
Luego el hombre bajó la mirada.
«Además, no siempre limpio la mesa
cuando he terminado de cenar. Se me olvida.
Solo me levanto y me voy.
Adiós hasta la próxima vez, hermano.
Señor, ¿qué cree que está pasando conmigo?»
Él tenía los mismos síntomas que yo.
Le dije: «¿Qué crees que está pasando?
Se te están aflojando los tornillos. Y luego morirás.
O viceversa.
¿Qué hay de los dulces? ¿Eres aficionado al helado
y a los rollos de canela?»
«Además, se me antoja eso», respondió.
Para entonces ya estábamos en un restaurante.
Miramos el menú y continuamos platicando.
Una canción sonaba en la radio
de la cocina. Era nuestra canción, sabes,
era nuestra mesa.
—Raymond Carver.
Traducción: Carlos LM.