She’s the kind of girl you want so much
It makes you sorry
Still you don’t regret a single day…
The Beatles, «Girl» (1965)
Cuando surja la tentación de despotricar contra el universo (un impulso normal debido a todas las afrentas que parece cometer en nuestra contra ), es conveniente mantener la calma y pensar en lo bello que también se ofrece en la vida diaria. De verdad, tenemos muchos motivos para la celebración. Estímulos que nos salvan. Y en este sentido, destaca la presencia de un grupo de mujeres que deambulan por el mundo para alegrarle el día a quienes andan perdidos y sin esperanza. Me refiero a las chicas beatle.
Las chicas beatle son, desde luego, admiradoras de The Beatles. Pero es aquí donde se debe prestar atención. No vale que sean escuchas casuales, de esas tantas que se ostentan como fans del cuarteto de Liverpool sin que los escuchen mucho en realidad. Las chicas beatle son devotas en serio: tienen a John, Paul, George y Ringo como faros absolutos. Recurren a ellos más que cualquier otro artista y se saben casi todo de ellos. Son esas mujeres que portan playeras de Revolver o que de pronto asombran con unos aretes del submarino amarillo.
Lo apasionante de ellas es el contraste que ofrecen. Aunque al principio son tímidas, si logras hacerte de confianza pasarás de inmediato a caminar entre campos de fresas donde resuenan campanas. Las chicas beatle te llevan a las nubes, son un arrebato de sonrisas, un impulso para correr en el museo y perderte en algún café perdido en la ciudad. Son compresivas y ofrecen cariño hasta el fondo: lo aprendieron todo del amor a través de canciones. Serán ellas las que te impulsen cuando estés decaído. En momentos de obscuridad te ofrecerán palabras de aliento, te dirán que no tengas miedo y que recuerdes no cargar con el peso del mundo en tus hombros. All Things Must Pass.
También son almas sensibles. Muy sensibles. Por eso debes tratarlas con delicadeza y estar con ellas cuando lo necesiten. De otro modo corres el riesgo de que alguien más las saque a pasear por la noche. Las chicas beatle lloran, lloran por deambular entre sueños y por no adaptarse del todo. De vez en cuando se vienen abajo, cuando la vida misma les recuerda que no todos llevan su misma bondad. Lloran en esas tardes grises de invierno, cuando alguien les contesta con una grosería, cuando en ninguna parte se atisban flores de celofán.
A las chicas beatle las encuentras en su hábitat natural: los conciertos, las bibliotecas, las galerías, la sección de comida rápida del centro comercial. A menudo van solas, salvo por unos audífonos que les sirven de cobija. Con ellos escuchan «Blackbird» por enésima vez.
Debes acercarte con precaución. Han sufrido mucho y las puedes asustar. Así que avanza y saluda, de su lado encontrarás cortesía. Ella entenderá que, aunque la mitad de lo que dices carece sentido, lo haces por acercarte a su corazón. Lo importante es estar al nivel, ellas no son para cualquiera, no. Prefieren estar solas que andar con un maleducado que no se detiene a contemplar las estrellas.
La relación con una chica beatle avanza con lentitud pero ofrece recompensas desde el primer encuentro. Su mera compañía basta para llenarse de entusiasmo. A cada rato te darán sorpresas. Un día te tomarán de la mano y te llevarán a un lugar que no conocías, un lugar que ni siquiera eras capaz de concebir en el radar. Ahí quedarán en silencio, no habrá necesidad de decir mucho más, con aquellos ojos te bastará para experimentar nuevas sensaciones. Nunca nadie te había mirado así, y de pronto sabrás que has llegado al lugar adecuado. Al primer beso sabrás que las penurias han valido la pena. Que no importa lo mucho que has sufrido ni el tiempo que desperdiciaste; si el largo y sinuoso camino te llevó a ella, entonces todo habrá cobrado significado.
A partir de este punto, la vorágine. Idas al cine en donde apenas y se presta atención a la película, conversaciones acerca del Rubber Soul en la banca de un parque, las mejores hamburguesas que has probado (cuyo ingrediente secreto es estar al lado de ella)… y alegría, mucha alegría. Cuando ella se vaya no podrás seguir, sentirás que mides dos pies de alto. Ella no se imagina cuánto la necesitas.
La combinación irresistible en las chicas beatle: sencillez y espontaneidad. No les hace falta arreglarse mucho para lucir espectaculares. En la naturalidad está la clave de su belleza. Y en esa forma que tienen para dotar de vitalidad a la conversación. Con ellas te sentirás más joven y sentirás que nada se agota. Con un abrazo te bastará para recargar energías. Te llenarás de planes, ambiciones, anhelos.
Eso sí, ten cuidado si las haces enojar. O si haces que cambien de actitud. Te habrás perdido de un milagro que no volverá. Te darán donde más te duele, con ataques o, lo que es peor, indiferencia. Te evitarán a toda costa. No responderán tus mensajes ni atenderán a tus llamadas. Y puede que sientas morir cuando las veas tomadas de la mano con otro hombre en el lugar que solías ocupar. Llegarás a pensar que tienen el diablo metido en el pecho.
Pero a pesar del dolor, no te arrepientes de amarlas. Las tienes en mente ocho días a la semana. Y pese a que te prometas que no caerás dos veces en la misma trampa, en el fondo sabes que volverás. La buscarás de nuevo a ella o a otra chica beatle.
Encuentra a una, es lo que recomendamos. Solo recuerda: la chica beatle se entrega en cuerpo y alma. No la vayas a decepcionar.
Foto: Keystone/Getty Images