Las 15 mejores canciones en la historia de Eurovisión

El Festival de la Canción de Eurovisión es un proyecto que a lo largo de más de seis décadas ha dado un impulso  enorme  a la música popular en Europa. Por ahí desfilaron artistas que han visto despegar o arruinar su carrera y se han presentado una gran cantidad de composiciones que con el paso de los años se volvieron indispensables para entender la cultura y el entretenimiento del viejo continente. Una fiesta que llama la atención de espectadores de todo el mundo, no solo de Europa. En América Latina se le tomó como ejemplo a la hora de desarrollar lo que fue el Festival OTI de la Canción, desaparecido por abundantes problemas que ponen en perspectiva lo admirable de la institución que tomaron por referencia, una maquinaria que se las ha ingeniado para seguir viva y cantando.

Cierto es que al envejecer Eurovisión ha perdido el prestigio que alguna vez lo caracterizó, pero de vez en cuando tiene material digno de rescatar. Un grupo de fieles ha crecido a la par de la oferta que aparece cada año. Se trata de una tradición para varias generaciones.  De ahí la importancia, del arraigo que ha establecido en la masa social. Un efecto basado en lo estimulante que es la competencia, sobre todo cuando se da entre países. En ello radica parte del atractivo de este certamen en el que se llegaron a ver enfrentamientos entre verdaderos titanes y en el que cada nación depositaba sus emociones como si se tratara de una guerra o un partido de futbol.

(Hay una secuencia de la serie Cuéntame como pasó que lo ilustra muy bien. Antes de continuar sugiero que la miren —clic aquí—, con ella  entenderán a lo que me refiero. Es una maravilla).

Con ello en mente, y para celebrar los más 60 años de Eurovisión, me he animado a hacer una lista con las que considero las 15 mejores canciones que ha dejado el festival a lo largo de su historia.

Advierto que el recorrido no pretende ser variado. Tanto en tiempos como en estilos peco de conservador. Se nota mi preferencia por ciertos idiomas y países. Casi todo pertenece a la época de gloria del programa (que se descompuso en algún punto de los años noventa) y me limito a géneros musicales sin extravagancias (como los que abundan en las últimas ediciones). Seguro habrá quejas. He omitido muchas joyas y he incluido elementos que posiblemente no tienen sentido para muchos. Soy contradictorio y no me guío por otro criterio que el de mi propio gusto, como creo que debería hacer cualquier listado que se respete.

Con la intención de evitar posteriores sobresaltos debo aclarar que no he incluido a ABBA porque nunca he sido un entusiasta de «Waterloo» y además porque considero que su participación representó un quiebre en la trayectoria de Eurovisión que, en mi opinión, trajo a la postre cambios no del todo favorables en el tipo de propuestas que poco a poco fueron invadiendo al certamen. Por lo demás, se trata de una banda que me fascina, tanto así que usaré uno de sus títulos para dirigirme a los artistas que aparecen representados a continuación:

Gracias por la música.

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15. Claes-Göran Hederström – «Det börjar verka kärlek, banne mej» («Esto empieza a parecer amor, maldita sea»)

Año de participación: 1968
País representado: Suecia
Resultado final: quinto lugar

Cuánto estilo había a finales de los años 60. Basta mirar a Claes-Göran Hederström con esa gabardina y su peinado a la usanza beatle para darse cuenta. Y lo que es más, con una de esas canciones con las que surge la alegría de estar vivo. Pura simpatía: el protagonista de la letra empieza a sentir los pasos en la azotea al notar que, al parecer, se está enamorando. Sí, maldita sea, está cayendo en el profundo pozo del romance que tarde o temprano le pasará factura. Pero qué diablos. El trayecto es placentero y da igual que las costumbres de soltero empiecen a mutar a una forma perturbadora. Adiós a las fiestas con los amigos, adiós a las películas de acción en el cine; bienvenidas sean las pláticas con la suegra, las películas cursis y las llamadas telefónicas que dejan la garganta seca. Ridículos que uno hace porque al lado se tiene a alguien que  vale la pena.

14. Johnny Logan – «What’s another year» («¿Qué es un año más»?)

Año de participación: 1980
País representado: Irlanda
Resultado final: primer lugar

 

¿Qué es un año más
para alguien que se está acostumbrando a estar solo?

La tonada, que remite a la “Reflections of My Life” (1969) de The Marmalade, condensa un lamento acerca de la pérdida de un ser querido; ausencia que supone el desdibujamiento del suelo sobre el que se está parado. El paso del tiempo, las experiencias, las ganancias, los encuentros… todo pierde significado ya que la pareja no está ahí para disfrutarlo. Johnny Logan deslumbra con “What’s another year” a medio camino entre el desconsuelo de quien intenta superar el bache y la furia contenida de alguien que se sabe víctima de un destino injusto. El futuro arruinado por permanecer anclado al pasado. El saxofón incluido sabe muy bien cómo darle sonido a esas emociones.

Johnny Logan, por cierto, es una especie de rey del Festival de Eurovisión, al haber ganado el certamen en dos ocasiones como intérprete (1980, 1987) y una vez más como compositor (1992)

13. Esther Ofarim – «T’en vas pas» («No te vayas»)

Año de participación: 1963
País representado: Suiza
Resultado final: segundo lugar

Una interpretación en francés que, sin embargo, crea una pinta que parece sacada de una película de Antonioni. La habitación apartada desde la que una mujer llora mientras a unos metros de ahí se desarrolla una fiesta de copas largas y vestidos cortos. Esther Ofarim se sabe arrepentida: gritó y alejó a un hombre al calor de la discusión, pero ahora, en el gélido rumor de la noche, entra en desesperación. Al final no era tan fuerte como creía ser. El pilar que derrumbó a fuerza de golpes ha terminado por aplastarle el corazón. No obstante, le queda una última esperanza. Que su voz, su portentosa voz, llegue hasta los oídos de alguien que aleja sus pasos.

12. Guy Mardel – «N’avoue jamais» («No admitas nunca que amas»)

Año de participación: 1965
País representado: Francia
Resultado final: tercer lugar

 

Sembrar la incertidumbre para cosechar el interés de los demás. Esta canción de Guy Mardel es de alguien que ha sido lastimado por las mieles ácidas del amor. Alguien con cicatrices que sabe que hay que ir con precaución. Un tipo con experiencia,  autoridad para aconsejar a los más jóvenes, esos que son víctimas fáciles por su propensión a idealizar sin estar al tanto aún de que el plano dominante son las decepciones, no la satisfacción. Hay que tomar cuidados, según parece. No revelar todas tus cartas frente a los prospectos amorosos ya que de la duda y la curiosidad nace el deseo. No te entregues a las primeras de cambio. O perderán el interés. Lo recomienda un francés con pinta de cínico. A saber si hay que creerle.

11. Brotherhood of Man – «Save Your Kisses for Me» («Guarda tus besos para mí»)

Año de participación: 1976
País representado: Reino Unido
Resultado final: primer lugar

Hay un problema con esta canción: el aspecto de sus intérpretes. ABBA (y ahí, como mencioné antes, una de las razones por los que no tengo en alta estima a su participación de 1974) inauguró una estrafalaria era en la historia de Eurovisión que de pronto se volvió la norma. Lo que en otrora fue un espacio repleto de glamour y elegancia, acabó por convertirse en una plataforma donde las rarezas en turno dieron rienda suelta a los atuendos más descolocados que se les pudieran ocurrir. En cualquier caso sería un poco injusto achacar todo a los suecos (que  tanto nos han dado), cuando en realidad aquel rompimiento con el pudor corresponde a una década, la de los años setenta, que —para bien y para mal— legó colorido, libertad y bigotes espantosos. Aun así a Brotherhood of Man se le perdona porque entregaron «Save Your Kisses for Me», un tema incontenible. Caramelo ante el que era inevitable caer rendidos y gracias al cual el grupo pudo conseguir un éxito internacional. Un clamor que, sin embargo, no logró que Martin Lee consiguiera una máquina de afeitar.

10. Alain Barriere – «Elle Etait si Jolie» («Ella era tan bonita»)

Año de participación: 1963
País representado: Francia
Resultado final: quinto lugar

 

Era tan bonita que no me atreví a amarla, era tan bonita… no la puedo olvidar.

La condena de atravesarse con la mujer de tus sueños a sabiendas de que no deja de ser una relación inalcanzable. Estar ahí a unos centímetros sin poder decir nada por el temor al rechazo, a salir herido. Un tesoro que se encuentra detrás de una barrera invisible conformada por todas las inseguridades y dolores que se adquirieron en fracasos anteriores. Preferible no ilusionarse, dice Alain Barriere con todo su porte de La Trinité-sur-Mer. Parece que lo más conveniente es seguir adelante, asumir que no tiene sentido acercarse porque invariablemente vendrá el ninguneo, la aflicción. Y aunque el deseo no sea correspondido, lo sabe, no podrá olvidarla. Toda esa belleza deja secuelas. Es imposible salir avante cuando se topa con una mujer especial. Queda siempre el arrepentimiento, la agonía, el recuerdo. Lo que pudo ser y no fue.

9. Domenico Modugno – «Nel blu dipinto di blu» («En el cielo pintado de azul»)

Año de participación: 1958
País representado: Italia
Resultado final: tercer lugar

 

Y volaba, volaba, feliz /por encima del sol y más alto aún/ mientras el mundo iba desapareciendo a lo lejos/ Y una música suave sonaba sólo para mí…

Domenico Modugno se regodea en el reflejo del hombre italiano en estado puro. Corazón, fuerza y ensueño. La célebre “Volaré” (como se le suele conocer) lleva la pasión hasta el mismísimo cielo. El júbilo romántico que conduce a un viaje insondable por unos ojos azules. Uno de los temas más populares en la historia del festival (con decenas de versiones por parte de artistas de todo el mundo) pese haber sido acreedor de un apenas  relevante tercer puesto, por debajo de dos alternativas de las que ya casi nadie se acuerda.
Si esto no te invita a pararte y a cantar con gozo en la cara es que estás muerto y ninguno de tus vecinos ha se tomado la molestia de informártelo.

 

8. Sergio y Estibaliz – «Tú volverás»

Año de participación: 1975
País representado: España
Resultado final: décimo lugar

Mocedades había causado sensación con “Eres tú” en la edición de Eurovisión de 1973, donde obtuvo un segundo lugar envuelto en polémica que, no obstante, jamás eclipsó a una cascada de voces que permanecen todavía como una leyenda de España. Para muchos, Mocedades debió ganar en aquella ocasión, incluso por encima de la nada menor “Tu te reconnaîtras” de Anne-Marie David. Visto a distancia y con frialdad, puede que la anécdota (que en la actualidad todavía indigna a algunos) haya favorecido al grupo ibérico. El fiasco los convirtió en una especie de mártires. El típico caso del perdedor que sale reforzado ya que la opinión general se pone de su parte hasta llevarlos a un nivel de culto mucho mayor al del ganador oficial.

Dos años después ocurrió algo que considero una injusticia aún mayor. Esta vez con Sergio y Estíbaliz, dos exintegrantes de Mocedades que habían abandonado al conjunto poco antes de que surgiera el parteaguas que representó “Eres tú”. Aquello parecía la oportunidad de revancha con estos renegados en favor de su país. Al menos así se podía percibir: el evento llegaba apenas un par de años después con los ánimos todavía caldeados y bajo condiciones parecidas, incluso con una canción de Juan Carlos Calderón (“Tu volverás”), como la que gozaron sus antiguos compañeros en 1973. Para su desgracia el resultado fue mucho peor, un décimo puesto muy lejos del podio. Un resultado incomprensible que dejó enterrada una gema en la que Estíbaliz se luce con una voz esplendorosa que recita esa letra llena de melancolía. Una mirada hacia atrás, doliente mas esperanzada, con el indicio de que basta tener determinación para recuperar el mundo interior que se creía perdido. La esperanza, los sueños, las ideas que tuvimos cuando éramos jóvenes. Una caricia a lo que fuimos.

7. Niamh Kavanagh – «In your eyes» («En tus ojos»)

Año de participación: 1993
País representado: Irlanda
Resultado final: primer lugar

 

Niamh Kavanagh da muestra de que no se requiere de levantar aspavientos en el ritual de lograr una gran interpretación. Sin apenas moverse y con un atuendo sencillo, enfoca sus esfuerzos en dejar correr una voz digna de derretir a todos los presentes. El contenido de la propuesta es especialmente significativo para aquellos que conozcan el poder liberador del amor, gracias al cual es posible desfogar sentimientos que permanecían reprimidos en un interior donde ya empezaban a oxidarse. La atmósfera que despide esta actuación en el festival (la soltura, la entrega), así como el año de concurso, hacen pensar que en cualquier instante Kevin Costner saldrá al escenario para interponerse entre Niamh Kavanagh y una bala. Una artista de tanto calibre merece el sacrificio de ensuciarse el smoking con un poco de sangre.

6.  Paola del Medico – «Bonjour, bonjour» («Buenos días, buenos días»)

Año de participación: 1969
País representado: Suiza
Resultado final: quinto lugar

 

 

El poder del carisma. Si uno atiende a “Bonjour, bonjour” es indudable que se trata de una composición pop más bien normalita. Lo que la saca a flote es el encanto de Paola del Medico que con apenas 18 años extrae petróleo de un puñado de piedras. Y ni cómo resistirse ante semejante sonrisa, ese peinado, ese vestido. Sería un despropósito no acabar enganchado a un combo destinado para enamorar hasta al espíritu más negado de todos. Vean esos pequeños movimientos desarrollados sin apenas despegar los pies. Da gusto ver a alguien dedicado a promover la dulzura y el buen semblante en medio de rostros largos que necesitan cariño.

Como Paola dice en su interpretación: “El mundo es maravilloso, no podría ser más maravilloso”, y no cabe duda de que lo es. Lo es al menos durante los tres minutos en los que ella se esfuerza por conseguirlo.

5. France Gall – «Poupee De Cire, Poupee De Son» («Muñeca de cera, muñeca de trapo»)

Año de participación: 1965
País representado: Luxemburgo
Resultado final: primer lugar

 

Un clásico que lleva la marca de genio detrás. Serge Gainsbourg entregó “Poupee De Cire, Poupee De Son” a France Gall, un tema que catapultó a su ya de por sí meteórica carrera. Como a tantos otros temas del Gainsbourg sesentero, a “Poupee De Cire, Poupee De Son” se le puede reprochar ser repetitiva, en esa manía por explotar al máximo un movimiento que se sabe infalible. Pero se ajusta a la perfección al formato al que estaba destinada, además de ser revolucionaria para la época gracias al juego lírico que Gainsbourg hace con guiños, dobles sentidos y juegos de palabras intrincados de los que ni la propia France Gall se enteró; recursos que en su faceta más radical (el famoso caso de “Les sucettes” y sus insinuaciones sexuales) llevarían a la ruptura del compositor y la joven intérprete.

“Poupee De Cire, Poupee De Son”es una reivindicación del pop (a la yé-yé) que por entonces no había logrado hacerse de un lugar en Eurovisión, en donde la balada era un monopolio. Gracias a esto se impuso por primera vez un ritmo agitado y refrescante para el momento.

4. Vicky Leandros – «L’amour Est Bleu» («El amor es azul»)

Año de participación: 1967
País representado: Luxemburgo
Resultado final: cuarto lugar

 

El amor es multicolor. Es de colores plácidos cuando las cosas van bien. Te recuerda al azul del cielo. Al azul del agua que correo por los ríos. Puede que incluso te remita al rojo del fuego, al rojo de una manzana que muerdes sin poder resistir. Pero luego las ramas se tuercen. El amor puede tornarse a un color gris como el de las nubes que tiran lluvia sin piedad. Al gris de la niebla que impide mirar el horizonte. “L’amour Est Bleu” son palabras mayores. Un verdadero acontecimiento que conquistó al público y que se volvió en un éxito pese a no haber ganado el primer lugar en el festival. A fin de cuentas Vicky da en el blanco. Siempre resultará estimulante recordar las complejidades del amor. Un padecimiento que lleva a las víctimas de arriba abajo, de lo sublime a las experiencias más terribles que se podrían imaginar.

3. Betty Curtis – «Al di là» («Más allá»)

Año de participación: 1961
País representado: Italia
Resultado final: quinto lugar

“Al di là” es uno de esas maniobras que iluminan el panorama ahí cuando aparecen. Se trata de una canción que triunfó en el Festival de San Remo en 1961 con las interpretaciones de Luciano Tajoli y Betty Curtis, y que a la postre representaría a Italia en Eurovisión donde conseguiría un discreto quinto lugar. Lo cierto es que daba para más. Si bien en aquel año se presentaron propuestas de nivel sobresaliente como»Are You Sure?» de The Allisons y “Nous Aurons Demain” de Franca di Rienzo, ninguna de ellas contenía el nivel de emotividad de “Al di là” (incluso «Nous les amoureux» de Jean-Claude Pascal, la campeona de aquella edición, palidece a su lado), que con el paso de los años se convirtió en un fenómeno de la ola romántica en América. El mérito corresponde a los creadores originales, Carlo Donida (música) y Giulio Rapetti “Mogol” (letra) que dotaron de intensidad y dramatismo a esta pieza dedicada a los amores que están más allá de todo, aquellos que trascienden a lo extraordinario y que se posicionan por encima cualquier lugar o concepto por más espectacular que éste sea. El armado es tan ajustado que cualquiera de las versiones que se le han hecho (bastantes) resulta un deleite. En Estados Unidos alcanzó la fama gracias al uso que le dio Connie Francis y, de manera especial, debido a la aparición que hace en manos de Emilio Pericoli en una mítica escena de la película Rome Adventure (1962) protagonizada por Troy Donahue y Suzanne Pleshette. En Latinoamérica también tuvo un cálido recibimiento e inclusive llegó a ser interpretada por Javier Solís en el álbum Boleros, Boleros, Boleros (1963) en una adaptación en español titulada “Más allá”, así como una espléndida rendición ofrecida por Los Tres Diamantes.

En lo personal “Al di là” me ha acompañado desde la infancia. Venía incluida en uno de los primeros discos que compré con dinero sacado de mis propios bolsillos (un recopilatorio de música italiana) y cada que la escucho me remite a sensaciones cargadas de nostalgia. Una indispensable en mi vida.

2. Gigliola Cinquetti – «Sì» («Sí»)

Año de participación: 1974
País representado: Italia
Resultado final: segundo lugar

 

1. Gigliola Cinquetti – «Non Ho L’Età» («No tengo la edad»)

Año de participación: 1964
País representado: Italia
Resultado final: primer lugar

Gigliola Cinquetti tenía que estar en el primer lugar. No quedaba de otra. Ni cómo ir en contra de una cara tan linda. Sería ridículo hacerme el difícil. Y, por si fuera poco, había que incluirla por partida doble… o sea, darle la medalla oro y la de plata (y se quedan cortas para ese cuello, ejem), sin ningún reparo. Una oportunidad idónea ya que, además de ser extraordinarias, las dos participaciones que tuvo en el Festival de Eurovisión cerraron un círculo.

Con apenas 16 años, Gigliola Cinquetti triunfó con «Non Ho L’Età» en la edición de 1964, obteniendo una puntuación histórica que barrió con todos sus competidores.

La canción es un ejercicio de vulnerabilidad en la que la protagonista está llena de inseguridades e inocencia. La jovencita lamenta no tener la edad adecuada para entregarse al fuego de una relación amorosa. Según piensa, eso no está bien. No en alguien que ha sido educada para conducirse de manera decente desde pequeña. En ella se percibe un deseo por dar el paso adelante, mas teme no estar a la altura. No tener nada qué decir. A fin de cuentas se considera una simple niña sin nada que ofrecer. Salir a solas con un hombre… ni pensarlo. Pero ella quiere amar. Solo pide un poco de tiempo para estar preparada y entregarse. Cuando su edad se lo permita…

Y así fue. Diez años después Gigliola Cinquetti regresó al festival para dar el . Ya convertida en una mujer (sin perder un gramo de belleza), se presentó en Eurovisión 1974 y entonó un tema en donde aceptaba el amor de un hombre para llevar una relación de felicidad que pudiera cambiar para siempre sus días. Su actuación fue la última noche, un despliegue impecable en el que no le falló ni el vestido. Pudo quedar en primer lugar nuevamente, si no hubiera sido por el terremoto que apareció  en esa misma edición: ABBA y su “Waterloo” que se convirtieron en un hito que marcaría a la competición para siempre. Un animado número de glam pop que removió las aguas de tal modo que la tradición de balada en Eurovisión quedó trastocada sin remedio. En los años subsecuentes la organización se fue adaptando poco a poco otros géneros, alguno de ellos provechosos y otros un verdadero desastre que han puesto los focos sobre verdaderos esperpentos, en especial durante las últimas dos décadas.

Al final “Sì” de Gigliola Cinquetti obtuvo el segundo lugar. Quedó cerca de cumplir la hazaña de la doble corona, pero los nuevos tiempos soplaban hacia otro lado. De cualquier modo la italiana volvió a demostrar sus capacidades. Culminó el ciclo que había iniciado una década antes. Ella sola con unas coristas entregando su interior hasta las últimas consecuencias. Ganando en el camino a un cúmulo de embebidos admiradores.

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Bonus.

Canciones que estuvieron entre las candidatas para entrar en el top pero que no alcanzaron a pasar el último corte:

Anabel Conde – Vuelve conmigo (España, 1995)
Isabelle Aubret – Un premier amour (Francia, 1962)
Tommy Körberg – Judy, min vän (Suecia, 1969)
Lynsey de Paul & Mike Moran – Rock bottom (Reino Unido, 1977)
Udo Jürgens – Merci Chérie (Austria, 1966)
Massiel – La, la, la (España, 1969)

Butch Moore – I’m walking the streets in the rain (Irlanda, 1965)
Charlotte Nilsson – Take me to your heaven (Suecia, 1999)
Raphael – Yo soy aquel (España, 1966)
Noëlle Cordier – Il doit faire beau là-bas (Francia, 1967)
Mocedades – Eres tú (España, 1973)
Danijela – Neka mi ne svane (Croacia, 1998)
Jean Vallée – L’amour ça fait chanter la vie (Bélgica, 1978)
Lena – Satellite (Alemania, 2010)
Sandie Shaw – Puppet on a string (Reino Unido, 1967)
Baccara – Parlez-vous français?  (Luxemburgo, 1978)
Anne-Marie David – Tu te reconnaîtras (Luxemburgo (1973)
Minouche Barelli – Boum-badaboum (Mónaco, 1967)
Bobby Solo – Se piangi, se ridi (Italia, 1965)
Maggie MacNeal – Amsterdam (Países Bajos, 1980)
Françoise Hardy – L’amour s’en va (Mónaco, 1963)
Mary Hopkin – Knock, Knock, Who’s There? (Reino Unido, 1970)
Nana Mouskouri – À force de prier (Luxemburgo, 1963)
Iva Zanicchi – Due grosse lacrime (Italia, 1969)

 P.D. Ahora que repaso tales títulos, me pongo a pensar que varias de ellas pudieron entrar sin mayor problema entre el lugar 15 y el 7 del ránking. Pero había que decidirse y  ser cruel para acabar algún día.

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