Todo se ha acabado, Donovan

Atención a este video histórico. Uno de los momentos célebres del documental Dont Look Back (1967). La gran atracción es ver a Bob Dylan y a Donovan en una misma habitación. El primero ya estaba consolidado, mientras el segundo apenas aparecía en escena. El año es 1965. Un hotel daba cuenta del choque entre dos figuras que en la actualidad resulta imprescindibles para entender la música del siglo XX. En especial por Bob Dylan, quien por entonces era la gran sensación que daba una gira por Reino Unido. Donovan, por su parte, era considerado como la respuesta británica a lo que se hacía por Estados Unidos en materia de folk. Un cantante que remitía a Woody Guthrie, pero sobre todo al propio Bob Dylan que ya era la referencia para toda una generación. Donovan apenas tenía un álbum bajo el brazo (lanzado más o menos por esos mismos días), pero ya apuntaba muchas maneras. Se le tenía como una especie de bomba que a nivel comercial podría competir contra el autor de «The Times They Are A-changin'». De hecho algunos consideraban que lo podría superar. Si atiendes a las canciones de What’s Bin Did and What’s Bin Hid (1965) puedes notar que aquel jovencito tenía una gran voz y que, podría decirse, tocaba mejor la guitarra que Bob Dylan. Sin embargo, eso no es todo lo que cuenta. Y por eso este video es tan significativo, ya que en él queda en evidencia que el arte y las emociones trascienden a lo que suele entenderse por correcto o estético.

Donovan es el que comienza a tocar en este especie de duelo (aunque en el fondo no sea tal: hay buen rollo entre ambos) con «To Sing for You», un tema precioso que habla de la música como consuelo: una palmada sonora en la espalda lo mismo para una mujer que para cualquiera que se decida a escuchar sus palabras. La interpretación suena impecable y recibe la aclamación de quienes se encuentran por ahí. Si acaso lo único que se le puede reprochar es que sabe a obra derivada. Pareciera un intento por emular las cotas artísticas de The Freewheelin’ (1963). De cualquier modo el resultado es plausible y reconocido por el propio Bob Dylan que es incapaz de mantenerse quieto (a saber si de coraje al saberse calcado) mientras la escucha.

Y luego viene Bob Dylan. El geniecillo que carga con la presión de ir al frente de todos. Ese que puede caer en cualquier momento y que lleva decenas de competidores a la espera de ocupar su lugar. La situación para él es incómoda porque, sin ser un mal instrumentista (al contrario), sabe que quien lo antecedió se acerca mucho más a lo que la generalidad toma como virtuosismo. Lo único que le queda es responder con lo que le sobra: con estilo y honestidad. La canción elegida es «It’s All Over Now, Baby Blue» (sugerida por el propio Donovan), que en esencia representa lo opuesto a «To Sing for You». Si aquella tenía una letra cálida y amorosa, la de Dylan era de ruptura y frialdad. La historia detrás del fin de una relación (que puede interpretarse como humana o hasta de índole artística) en la que, sin embargo, no hay tanto lamento sino resignación. El ambiente melancólico está sostenido por mucha dignidad y amor propio. Eso además de contener una enorme carga simbólica que bebe de la poesía y algunas corrientes filosóficas.

Luego está la interpretación vocal e instrumental que dejan en evidencia lo que es Bob Dylan en general: profundidad sin frenos. Hondura que parte de las vísceras. Partir de lo elemental para construir lo extraordinario. Pasos hacia adelante sin importar las limitaciones ni los fallos. Esas desafinaciones y tropiezos en la guitarra son una manifestación en sí misma. Un dejo de rebeldía en la que ni los propios baches pueden detener el mensaje que busca su destino.

Todos esos cenutrios que claman contra la voz de Bob Dylan deberían entender eso. No hay nadie que interprete mejor los temas de Dylan que el propio Dylan. Bryan Ferry, The Byrds, Hendrix, Adele o quien me digas, podrán tener una mayor habilidad desde sus respectivos recursos. Pero ningún es capaz de transmitir lo que hace el original. Son meras adulteraciones más o menos agradables que carecen de una sensibilidad superior, del salvajismo de los sentimientos.

Cuánta historia ante nuestros ojos. Al final nunca hubo combate. No hay color. «It’s All Over Now, Baby Blue» es para recurrir cada que alguien, alguna vez cercano, se desvanece…

Forget the dead you’ve left, they will not follow you…

 

 

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