Dos frases de Lemmy Kilmister, tristemente fallecido el 28 de diciembre de 2015:
«Si piensas que eres demasiado viejo para el rock ‘n roll entonces lo eres».
La otra la dejo en inglés, porque suena genial así:
«Live Fast, Die Old».
Ambas apelan a la misma idea. La de la actitud como bálsamo. La de vivir como quieres hasta las últimas consecuencias. Al diablo con las canas, los achaques y las arrugas. Si tienes la determinación lo tienes todo. Así que olvídate de lo demás (la edad, el pesimismo, los sucesos amargos) y ponte de pie y sal a hacer lo que el cuerpo te pide. Sea beberte una botella de vino o tejer un suéter para el invierno. El rock and roll es eso, más que un género es una forma de afrontar la vida. Sin limitaciones. Sin hacer daño a nadie. Por el gozo mismo de existir. De aprovechar cada segundo como si fuera el último. Tomarse el mundo a cubetazos.
Creo que más allá de la música ese fue el legado de Lemmy. Un ejemplo de integridad y de honestidad en medio de un horrible pantano en el que abunda la pose vacía de artistas que piensa que todo está enchinarse el copete y ponerse pantalones de cuero de cinco mil dólares. Y aunque algunos se las compren, cualquiera que preste atención sabrá que eso es lo de menos. El rock es una forma de ser que aplica a cada respiro y no solo frente a un espejo.
Un grande al que se le guarda respeto seas o no un seguidor deMotörhead.
Que Lemmy no descanse en paz. Que (valga el oxímoron) descanse en fiesta y revuelta. Demos un trago en su honor. Salud.