La obsesión de siempre: cómo mantenerse jóvenes. Cómo no envejecer. Por mucho que se ha intentado parece que nadie ha dado con la tecla. Hay remedios que consiguen retardar la llegada de las arrugas y de otras problemáticas, pero al cabo de un tiempo todos terminan por topar con el mismo camino. El de las canas, los achaques, las amarguras de invierno. Hay, sin embargo, un camino que uno puede tomar si se quiere ser joven, por mucho que el físico parezca decir lo contrario.
Para mantenerse jóvenes hay que alimentar el espíritu. Permanecer activos y rodearse de gente con vitalidad. No rendirse ante la pasividad de la calma ni de los aburridos. Y escuchar música. En especial música punk. Uno siempre se sentirá joven cuando se pone una canción de los Ramones. Tengas la edad que tengas. No importa. Poner «Judy Is A Punk» es comenzar de nuevo.
Un efecto similar al que ocurre con «Yes» de los Manics, que no sé ya cuántas veces habré mencionado. Sigo recurriendo a ella como un bálsamo cada que necesito sentirme vivo. Lo tiene todo. Actitud, soltura, fiereza. A esta banda a menudo se le asocia al Britpop, pero si atiendes a sus primeros discos comprendes que lo suyo está más cercano al filo del punk (cualquiera que los haya escuchado lo sabe). Muy propio de la personalidad del gran Richey Edwards, una figura mítica que también permanecerá siempre en la memoria como alguien fresco, a tope. Su desaparición no hace más que amplificar el encanto. El de ir a toda velocidad y comerse el mundo como quiera que se haga presente.
Escuchar esto, como pasa con otras tantas canciones, es lo que te mantiene joven. Eso y vestirte de negro. Ropa negra, gafas de sol y guitarras violentas. Ahí tienes la fórmula para seguir en la cima, aunque tengas 90 años y te deshagas en cenizas, canas y arrugas.